Para ubicar a cada planeta en una zona concreta del Zodíaco y trazar una Carta Astral hay que conocer, aparte de la fecha, la hora y coordenadas geográficas del sitio donde se nace. Sólo así se sabrá si el Sol y el resto de los astros estaban, además de en unos u otros signos en ese preciso instante y lugar, al este o al oeste, encima o por debajo del horizonte. De ese modo, cada planeta se ubicará también arriba o abajo, a la izquierda o derecha del Mapa Natal, en unas u otras casas terrestres, además de ocupar unos u otros signos zodiacales. Porque, amén del aparente viaje que el Sol, la Luna y los planetas hacen alrededor de la Tierra y en el que cada cual invierte un tiempo proporcional a la distancia que de aquélla le separa, ella gira también sobre su propio eje, a diario, en su movimiento de rotación. De ahí la diferencia de hora entre unas y otras zonas geográficas o que el norte, sur, este y oeste no estén iluminados por igual durante las veinticuatro horas del día o los doce meses del año. Tampoco los astros se ven igual desde diversos lugares o desde el mismo sitio a horas distintas, ni las constelaciones, en una u otra época y lugar, son las mismas. Así, la Carta Astral de un nacido en un determinado instante y en Suecia, por ejemplo, será totalmente distinta a la de un sueco que nazca en otro momento o a la de quien nace simultáneamente pero en la Patagonia, aunque, en este caso, coincidan en el Zodíaco las posiciones planetarias.

Al igual que el movimiento aparente de los astros y el tiempo que en él emplean originó la división de la Eclíptica en doce partes de 30º cada una -los signos-, la rotación diaria de la Tierra sobre su propio eje ha dado lugar a otras doce divisiones del ciclo terrestre que serán mayores o menores según el lugar y momento en que se nazca. Cada una de estas secciones es una casa terrestre y si hay doce en total es porque se perciben como una imagen terrestre del Zodíaco de modo que, la casa 1ª refleja al primer signo, la casa 2ª, al segundo, Tauro, y así sucesivamente. Pero para entender mejor las casas, hay que aludir también a los ángulos que, en el Mapa Natal, se corresponden con los puntos cardinales como en un espejo y que marcan, además, las cúspides de las casas 1ª, 4ª, 7ª y 10ª, su inicio.

La base sobre la que el Sol despunta al alba por el este y se oculta por el oeste transcurridas unas doce horas-el tiempo exacto dependerá de la estación y de la región donde se nazca-, es la línea del horizonte. El punto más álgido sobre esa línea coincide con el Norte del Mapa Natal, su ángulo superior, y con el mediodía, hora en la que el Sol está más alto, se llama Medio Cielo y es donde empieza la casa 10ª, vinculada a lo más visible de la persona. Su opuesto, el Sur de la Carta Astral, converge en la medianoche y se llama Bajo Cielo, ángulo inferior de la Carta, donde empieza la casa 4ª, asociada a lo más íntimo del individuo. De igual modo, el punto más izquierdo de la Carta Astral equivale al amanecer, al Este, dando inicio a la casa 1ª, que nos habla de la personalidad y las armas con las que uno viene al mundo, mientras que su opuesto se asocia al ocaso, al Oeste, a la casa 7º y a aquéllo que uno adquiere o pierde a medida que se relaciona con el mundo. Ambos puntos se conocen como Ascendente y Descendente y son el ángulo izquierdo y derecho de la Carta Astral, respectivamente.



Si en el drama de la vida, narrado por el Mapa Natal, cada escena se proyecta y ambienta sobre el telón de fondo del Zodíaco, donde los planetas son los actores, las casas terrestres son el terreno donde el protagonista se expresa y da transcurso la acción. Cada una de ellas nos habla, pues, de distintos aspectos propios ya de la vida humana: la personalidad, los bienes, las relaciones, la familia, los hijos, los amores, el trabajo… Pero, a pesar de que cada casa sea reflejo de su signo correspondiente, no siempre la casa 1ª coincide con Aries, y la 2ª con Tauro, o la 3ª con Géminis, etc… porque, como sabemos, eso dependerá del momento y lugar en los que haya nacido un individuo.




Ascendente y Casa 1, reflejo del primer signo: "YO SOY". La personalidad global, el carácter del individuo, las armas personales con las que se abre paso en la vida.

Casa 2 y segundo signo: "YO TENGO". Los bienes y recursos propios, las posesiones, lo que se tiene. Las ganancias o pérdidas materiales.

Casa 3 y tercer signo: "YO PIENSO o YO ME RELACIONO". El intelecto. Capacidad para relacionarse, comunicarse, aprender, concretar, viajes y desplazamientos cortos, relaciones con el medio ambiente, vecinos, hermanos, parientes...

Bajo Cielo y Casa 4, reflejo del cuarto signo: "YO SIENTO". La casa, el hogar, la familia, la vida privada, lo más íntimo de la persona. Los padres y antepasados.

Casa 5 y quinto signo: "YO QUIERO". La proyección personal, los hijos y proyectos propios, los actos creativos y lúdicos, los compañeros de juego, los novios...

Casa 6 y sexto signo: "YO ANALIZO, o YO SIRVO". El esfuerzo, todo lo que ocasiona trabajo, enfermedad o salud, todo aquello que puede prestar un servicio social, la utilidad a los demás, lo laboral.

Descendente y Casa 7, reflejo del séptimo signo: "YO ME COMPROMETO". La pareja, el matrimonio, los socios, los recursos compartidos, los compromisos sociales, las alianzas, los contratos, los papeleos.

Casa 8 y octavo signo: "YO DESEO". Los intercambios, tanto en un sentido material como espiritual. La transformación, el sexo, el más allá. La herencia y los bienes que se reciben.

Casa 9 y noveno signo: "YO ASPIRO". La ideología, las creencias religiosas o políticas, las aspiraciones, la capacidad de abstracción, el aprendizaje superior, los viajes largos, las relaciones con lo lejano, el extranjero.

Medio Cielo y Casa 10, reflejo del décimo signo: "YO UTILIZO". Los objetivos y metas, sobre todo en el terreno social, la profesión, la capacidad para lograr, brillar, subir o ascender en lo que uno se ha propuesto. El destino actuando a favor o en contra de la persona. Lo más visible de la persona.

Casa 11 y undécimo signo: "YO SÉ". La proyección social, los proyectos a futuro, los amigos, las ayudas, la solidaridad, los sentimientos humanitarios, colectivos. El amor universal.

Casa 12 y duodécimo signo: "YO CREO". Lo secreto, misterioso, oculto y quizá por ello adverso. La sombra que proyectan las cosas sobre uno mismo, y viceversa. El retiro, la cárcel, el hospital.